el escritor es un samurai


miércoles, 21 de abril de 2010



En la forma de una sola palabra sin querer desde el cielo el cuchillo puede clavarse irremediablemente en la inmensa carne de madera por la que fluye la sangre estrangulada.

Con ese filo en la garganta propia no duda nadie que yo sepa su nombre estremecer aunque a veces sea inevitable por ejemplo temblar deshidratado en la nieve de temperaturas altísimas, en desiertos parajes, rodeado de frío o de puro fuego, sin flores que sentir en los ojos helados, indiferentes ante los rayos penetrantes de un sol plastificado que extraño alumbra noches y noches, mis ojos junto a la arena descolorida de esta playa de hielo que endureciendo el paisaje se extiende hasta la última avenida de un sosiego insípido, tú en diciembre fumando cigarrillos, esperando en la casita mis cartas, felicitaciones, posdata, más... con el aire en el iglú de cristal junto a nubes blanquísimas y enormes, deseando arriba, transviviendo, muy lejos de estos cuerpos chamuscados que apestan a temor y olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario